«Elige, pues, la vida, para que vivan tú y tus descendientes. » (Deuteronomio 30:19c. NVI)
Desde que abrimos nuestros ojos comenzamos a tomar diferentes tipos de decisiones: si levantarnos o no hasta como vestirnos.
Son ejemplos mínimos donde podemos ver que siempre estamos decidiendo que hacer. Pero ahora hablemos de decisiones importantes; decisiones que marcan la vida de nosotros y de quienes nos rodean.
Dios en su infinita misericordia nos hizo LIBRES y por eso la tarea de elegir SIEMPRE está en nuestras manos.
Lo que Dios espera es que nosotros le pidamos sabiduría y consejo, pues todas las decisiones por mínimas que sean tienen una consecuencia en nuestras vidas y de las personas que nos rodean, son trascendentales y afectaran nuestro presente y futuro.
Dios ofrece llenar de sabiduría y entendimiento a todos aquellos que lo pidan. Sin embargo, nuestra AUTOSUFICIENCIA no nos deja oír la voz de nuestro Creador.
Al elegir a Dios como centro de nuestra vida y que el mismo la dirija tomamos la MEJOR DECISIÓN. La vida sin Él NO tiene sentido, todo lo que elijamos sin tenerle en cuenta, jamás tendrá buen fin; tarde o temprano (de hacerlo), comeremos nuestro propio pan de dolores.
-Oración-
Señor, reconozco que necesito de TI para vivir. Hoy te pido que me ayudes a elegir lo mejor para mí y mi familia. Que en el momento de elegir qué hacer, siempre pueda elegir la vida, elegir vivir bajo tus parámetros y tus principios. Te pido que Tú seas el dueño de mi existencia, quien me lleva a experimentar la vida con sentido y felicidad. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario